Las nuevas normas WLTP han provocado mucho trabajo para los fabricantes de vehiculos. Como resultado, la comercialización de los modelos de GNC ha quedado en suspenso durante varios meses. En la actualidad, la situación está mejorando gradualmente, aunque no todos los modelos todavía no han vuelto al mercado. Sin embargo, los pedidos siguen siendo elevados como consecuencia de que la popularidad del GNC ha aumentado mucho en un corto espacio de tiempo.

En un futuro próximo, será posible repostar con gas renovable (biometano) producido a partir del biogás, lo que puede reducir las emisiones de CO2 hasta en un 80%. Se han realizado las primeras pruebas en Flandes el pasado noviembre y resultaron ser concluyentes. Ya es una realidad en Alemania y Francia, a la espera de que otras tecnologías consiguen llegar a ser una alternativa real, el gas como combustible no es el no es el futuro ni una utopía, es una realidad. Incluso si los usuarios están en una zona con pocos puntos de suministro, pueden conducir con gasolina.

El precio de compra de una furgoneta de GNC está relativamente cerca del precio de un vehículo diésel de potencia equivalente, la diferencia de precio media es de unos cientos de euros. Y como el precio de un litro de gasóleo es históricamente casi un 40% más caro que el de un kilo de GNC el coste del combustible por cada 100 km es, por tanto, mucho mayor para una furgoneta diésel que para un vehículo de GNC.

Pero es en el transporte pesado de camiones donde la diferencia a favor del GNC ha sido históricamente mayor, siendo muy rentable la utilización en éstos casos en comparación con el vehiculo diesel

El precio del GNC en Bélgica resulta muy competitivo y más allá de los cambios temporales en el mercado parece una alternativa que tendrá un gran ahorro para las empresas que la utilicen