Un importante efecto secundario de la revolución del gas de esquisto (Shale Gas) fue la explosión de la producción de GLP. El aumento volumétrico de la producción de propano y butano tuvo el mismo efecto en Norteamérica que en el gas natural. América del Norte pasó de ser un importador a un gran exportador de GLP siendo el propano el componente crucial del GLP para automoción, también llamado Autogás. Así que ahora América del Norte está jugando el papel de principal proveedor de GLP del mundo. Una curiosidad: casi el 97% del propano/GLP que se consume en Estados Unidos se produce en Norteamérica.

En este escenario, el precio de precio de venta al público del GLP, se está comportando de forma estable manteniendo una estabilidad en los precios que no se está viendo en otros carburantes tradicionales.

Así los precios del GLP en la última década en Norteamérica han crecido de una forma comedida mientras el precios de otros carburantes para el transporte ha llegado a duplicarse