Según la Ley 8176 de 1991, el uso de gas licuado de petróleo en automoción en Brasil es un delito contra el orden económico. Esto significa que su uso va en contra de las normas legales, con una pena de prisión de uno a cinco años. Sin embargo, desde 2019 está en marcha un proyecto en la Cámara de Diputados para derogar la limitación para el uso de GLP en motores en general.

El autor de la propuesta afirma que la prohibición surgió en un contexto de frenar el consumo de derivados del petróleo. Según él, la causa fue la invasión de Kuwait por parte de Irak, que hoy ya no tiene sentido.

"Después de casi 30 años, el escenario actual registra un aumento sustancial de la producción nacional de petróleo y una considerable independencia del GLP importado", dijo el diputado Felício Laterça (PSL-RJ), al presentar la propuesta.

El proyecto de ley ya ha sido aprobado en la Comisión de Minas y Energía de la Cámara Federal. Sin embargo, desde noviembre de 2019 está pendiente de aprobación en la Comisión de Constitución y Justicia.

Según un artículo de la Folha de São Paulo de marzo de 1998, que hizo la última encuesta de la que tenemos noticia, 25 mil vehículos del municipio de Irecê (BA) seguían utilizando el GLP como combustible, incluso después de su prohibición. Esto ocurría a menudo porque las personas hacían adaptaciones del gas que tenían en casa a lo que necesitaban en el coche, con la intención de ahorrar dinero.

A raíz de situaciones como estas, en 2017 el Consejo Nacional de Tránsito (Contran) reiteró en la Resolución N° 673 que el GLP-Auto solo puede ser utilizado en maquinaria elevadora. En caso de desobediencia, el conductor puede perder 5 puntos en su CNH, además de una multa de R$195,23, ya que la infracción se considera grave.